Cuando Jesús dijo “por
sus frutos los conoceréis” (Mt.7:16), no se estaba refiriendo a la
diferencia entre cristianos e inconversos, sino a la diferencia entre
cristianos y falsos cristianos o simplemente religiosos.
De hecho, acota “no
todo el que me dice Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace
la voluntad de mi Padre” (Mt.7:21); “porque
muchos son llamados, más pocos escogidos” (Mt.20:16).
Así que, “Haced… frutos
dignos de arrepentimiento” (Mt.3:8)
“Porque de la
abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del
corazón saca buenas cosas” (Mt.12:34-35)
Revisemos entonces,
nuestros frutos: qué pensamos, decimos y
hacemos.