La parábola del trigo y la cizaña nos enseña que sembrada la
semilla del bien, el evangelio de Jesucristo; crecerá junto a ella la cizaña,
las influencias negativas del mal.
La cizaña crece junto al trigo y es tan similar que en algunas partes le llama “falso trigo” (entiéndase, “falso cristiano”); la diferencia está
en el fruto, ya que produce harina tóxica.
Así vemos una increíble cantidad de gente en sus religiones
aparentando piedad y devoción, pero sus frutos son perjudiciales, tanto para sí
mismos, como para los demás.
El verdadero cristiano
habla con el ejemplo; se miran sus
frutos.