Andarte nueve meses en su vientre, sufrir tu parto y criarte,
merece por lo menos guardarle respeto.
Absorbiste de su vida, fuerzas y energía. Días y desvelos de
preocupaciones por sacarte adelante; y todo solo por amor.
Si hoy, ella no es como tú quisieras que fuera, es tu
problema; muérdete la lengua, porque ella siempre será tu madre.
¿Te ofende lo que te hace o lo que te dice?, ámala más,
porque algo de razón ha de tener; y sigue gastando su tiempo y su atención en
ti.
Hónrala, antes que sea
demasiado tarde y de nada sirva arrepentirte.