Es mejor sufrir las pandemias e
inclemencias del mundo con esperanza, motivación, optimismo y fe en Dios,
aún “si acaso no existiese”; que, de todas maneras sufrir, incrementando el
sufrimiento con amargura; insultando y culpando de los males del mundo a un ser
en quien no creyese que existiera (locura).
Estas personas quisieran ver a Dios
como un líder mundial resolviendo los problemas del mundo… lo tendrán; pero no
entienden que su misma maldad, odio, egoísmo, avaricia, incredulidad y rebeldía
es la que tiene el mundo en calamidad.
Pero un día, todos
ellos se acabarán y podremos ver a Dios.